Hablemos de Nuestros Deberes

Cada privilegio conlleva una responsabilidad. No podemos tener una sin la otra. Si quiero gozar del privilegio de un auto, necesito mantenerlo en buenas condiciones; si quiero casarme, debo cumplir con los deberes matrimoniales; si quiero trabajar, he de ser responsable y cumplir con lo que se me asigne. Así que, como ven, si queremos disfrutar del privilegio, debemos aceptar la responsabilidad. Sin embargo, dentro del mundo cristiano, algunos tienen el concepto de que una vez que uno es salvo, eso es todo, ya no hay nada que hacer y esto no es así porque juntamente con el privilegio viene un sin fin de responsabilidades.

Los cristianos somos llamados a que de la misma manera en que Cristo nos dio vida, debemos de servirle y buscarle de acuerdo a lo que él mismo espera de nosotros.

La disciplina personal en la vida del discípulo es vital para conseguir sus objetivos.  Necesitamos aplicarnos la auto-disciplina en diferentes áreas de nuestra vida.

Por muy frondoso que esté un árbol si su fruto no es dulce, ese árbol no sirve para nada; tenemos que buscar ser árboles que den frutos dulces y agradables.

(Leer Mat. 7:15-20)

 

1.         Vida Personal e individual. Todos tenemos la responsabilidad de crecer en Cristo y andar en sus caminos. Debemos vivir con Cristo y con el Espíritu Santo en nuestra intimidad para luego poder hablar a otros lo que él nos ha enseñado.

a.       Somos llamados Hijos de Dios. El haber aceptado a Jesús en mi corazón permite que cada creyente pueda experimentar el perdón y el amor de Dios. Los creyentes en respuesta pública del amor divino deben entonces Bautizarse, de manera que fue encargado en la Gran Comisión (Mat. 28:19; Mat. 3:15-16; Hch. 2.38,41).

b.      Debemos Estudiar las Escrituras. Parte importante de lo que hablamos, lo debemos aprender con anterioridad, guardando en nuestros corazones la Palabra de Dios (Jn.8:31; 2Tim. 3:16-17).

c.       Debemos Orar. La Biblia enseña de las oraciones en privado y en público. La oración nos ayudará a estar firme contra las acechanzas del enemigo, podremos resistir el día de prueba y nos ayudará a estar confiados en que Dios resplandecerá a nuestro alrededor. También debemos orar para que Dios nos utilice con poder y cumpla las profecías que nos ha entregado el Espíritu Santo (Mat. 6:6-7; IPed. 4:7).

d.      Debemos Ayunar. Si queremos santificarnos para Dios, es importante consagrar nuestro cuerpos en sacrificio vivo, santo agradable a Dios. De ésta manera nos estaremos apartando para que así Dios nos llene con su poder y su bendición. (Rom.12.1)

e.       Debemos guardar la pureza mental y sexual. (Efesios 4:23-24; Heb. 13:4)

2.     Vida Familiar. El contacto que tenemos con las personas con las cuales compartimos en el hogar debe reflejar nuestro compromiso con Dios. El enemigo ha venido a poner disensión en la familia por eso es que Dios nos escoge como hijos e hijas, para que así nosotros podamos ser instrumentos que declaren  salvación en el hogar, que cambien sus hogares, los conviertan a Cristo, y ser gente de paz, instrumentos del amor de Dios.

a.       Debemos Reflejar el Amor de Cristo. Esto quiere decir que debemos entregar el amor de Dios en nuestro hogar, consagrando nuestras familias al evangelio.

b.      El amor conyugal. (Tit. 2:7-8; IPed. 3:7)

c.       Tener un Comportamiento de Hijos de Dios. (IPed. 1:15)

d.      Honrar a Nuestros Padres. (Ex.20:12; Deut. 5:16, Ef.6:12)

e.       Los Casados deben Bendecir a sus Hijos. (Mat. 19:14; Prov. 22:6)

3.     Vida de Iglesia. Todo cristiano debe vivir una vida en abundancia. Juan 10:10 dice, "…yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia". ¿Por qué es que hay tanto cristiano mediocre que nunca crece espiritualmente?. Esto pasa porque no se ejercitan en su fe.

a.       Reconocer a Quienes nos Dirigen. Bendecir a nuestro pastor, orar por él es una muestra concreta del amor y respeto que sentimos por un hombre que se ha esforzado por cuidar de nuestra iglesia y es el guía espiritual sobre quien descansa mucha responsabilidad. (Heb. 13.7, 17)

b.      Tomar La Santa Cena. (Lc 22.15-20; 1Co 11.24; Mat. 26.26–30; Mar. 14.22ss)

c.       Congregarse debe ser una necesidad constante en cada uno de Nosotros. Además se debe obedecer las ordenanzas de la iglesia y respetarlas (Ef.4:16). Es importante aquí la Adoración diaria al Señor.

d.      Bendecir a Nuestros Hermanos. (Rom.12:10,14-15). Visitar a los enfermos, hospedar a los hermanos, visitar las cárceles, visitar los hospitales. Reír con los que ríen, llorar con los que lloran.

e.       Deberes Económicos. Dar el diezmo y dar ofrendas es ordenado como una prueba de Fe y de dependencia de Dios. Además Dios decide tratar de ladrones y malditos a quienes no responden al llamado de depender económicamente de Él. (Mal. 3:8-12; ICor.16:1-4; Prov.3:9)

f.        Ministrar Los Dones Espirituales. (Rom. 14:1; IPed. 4:10-11)

4.     Vida en el Mundo. Los incrédulos están a la expectativa de encontrar el más mínimo error que cometamos, en procura de poner en tela de juicio nuestro testimonio de vida. Por esa razón es menester conservarnos fieles a la Palabra, andando en el reverente y amoroso temor de Dios.

a.       Predicar el evangelio de Salvación. (Mar. 16.15-16; 2Tim.4:2; Mat. 10:7-8).

b.      Hacer discípulos. (Mat. 28.19-20).

c.       Defender el evangelio y la Palabra de Dios. (Rom.1:16; Tit. 2:7-8).

d.      Respetar a las Autoridades. (Rom.13.1; IPed. 2:13), incluso a quienes nos dan trabajo (IPed. 2.18-20).

e.       Practicar la ayuda social y el amor al prójimo. (IPed. 2:16).

f.        Dar la gloria a Dios en todo lo que hacemos. (IPed. 5:10; Apoc. 4:11)

Conclusión. ¡Que interesante seria que una vez que una persona fuera salva, Dios se la llevara al cielo inmediatamente! Así ya no habría problemas de tentaciones, no tendríamos que orar ni leer ni estudiar la Biblia, no asistiríamos a ninguna iglesia, no ofrendaríamos y mucho menos pagaríamos los diezmos a Dios, lo cual es un problema para mucho pueblo evangélico. Son cristianos pero no aceptan la responsabilidad de sostener la obra de Dios. Pero si Dios nos llevara al cielo una vez que nos salvase, tampoco habría crecimiento espiritual, madurez, el disfrutar y gozar la vida cristiana, entere muchas otras cosas. Por eso Dios nos tiene aquí. El espera que juntamente con el privilegio de ser salvos, aceptemos nuestras responsabilidades como hijos e hijas que somos de El.